Entre medio millón de personas según los sindicatos y 40.000 según la Policía Nacional acudieron ayer a la manifestación celebrada en Madrid. En total, acorde con los cálculos sindicales, más de 1.500.000 personas salieron a la calle para protestar contra las reformas llevadas a cabo por Zapatero. La huelga ha sido secundada de forma notable en el sector secundario aunque en el terciario, el seguimiento ha sido mínimo y los servicios mínimos se han cumplido según datos proporcionados por el Gobierno, sindicatos y la CEOE.
“Así no ¡Rectificación ya!” fue el lema de CC.OO. y UGT. El presidente del Gobierno, Gerardo Díaz Ferrán –presidente de la patronal- y Esperanza Aguirre fueron objeto de las críticas de manifestantes y representantes sindicales. "Nosotros somos las víctimas, los verdugos los protege el Gobierno. Que este Gobierno que está entre la espada y la pared se agarre a este clavo ardiente democrático", dijo ayer Cándido Méndez, secretario general de UGT.
El mismo ha criticado esta mañana en los micrófonos de la SER “el ataque de los medios de la derecha que tratan de minimizar” la huelga de ayer. En contra de lo que muchos diarios han titulado como “fracaso” o “huelga no general”, el líder de UGT ha remarcado el carácter “cualitativo” ya que “a partir de ahora, los españoles estarán más pendientes de todo aquello que tenga que ver con la economía española y con las acciones del Gobierno para solucionarla”.
En la misma cadena radiofónica, María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno, ha mostrado su “interés por seguir dialogando las condiciones de la reforma laboral y de las pensiones con los sindicatos”. Un mensaje que ayer ya repitió Zapatero en los pasillos del Congreso y el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, en sucesivas ruedas de prensa. Así pues, el Ejecutivo central mantiene abiertas las puertas del diálogo sin que ello vaya a condicionar las reformas ya iniciadas. En el otro lado de la mesa, los sindicatos, a excepción de ayer, han mantenido una línea dura de crítica a las políticas socialistas aunque siempre desde la moderación.
Sin embargo, la jornada de ayer 29-S tuvo un apartado sombrío. Piquetes y manifestantes recrudecieron las protestas en varias ciudades españolas. Las más graves ocurrieron en Barcelona donde manifestantes lanzaron cócteles molotov contra la policía incendiando incluso un coche en el que había varios agentes. Los desórdenes y enfrentamientos duraron siete horas y provocaron quema de contenedores, daños en el material urbano y varios coches afectados.
Por otro lado, la acción de los piquetes informativos ha sido duramente criticada. Decenas de trabajadores que acudían a oficinas, comercios y fábricas fueron zarandeados, golpeados y amenazados. Así, siete piquetes fueron atropellados sin lamentar graves heridos. Vigo, Madrid y Barcelona concentraron el mayor número de detenidos: casi el medio centenar.
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